sábado, 9 de enero de 2010

La cuesta de enero

Alza ¿inocente? de precios

Escrito por Guillermo Knochenhauer
Viernes, 08 de Enero de 2010
La Jornada Morelos

El aumento de precios que registran diversos alimentos y bebidas en México contradice la teoría de los economistas neoliberales que ven en ese tipo de movimientos una mera expresión de la relación entre oferta y demanda en el mercado.
Si los precios fueran solamente el inocente instrumento regulador de la economía al que hay que dejar que opere libremente para que pueda equilibrar la oferta y demanda, ¿cómo explicar que el kilo de tortilla sea más caro en Jalisco, que produce más maíz del que consume y se le paga a los campesinos más barato que en otros estados? ¿Cómo explicar que el kilo de tortilla en Morelos haya promediado 12 pesos durante el año pasado, muy por arriba del promedio nacional, que fue de 9.87 pesos por kilo? En el Distrito Federal que, igual que Morelos, tiene que importar gran parte del maíz que procesan las tortillerías, el kilo nunca rebasó los 8.65 pesos por kilo.
Son distorsiones de mercado que claramente justifican el anuncio de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), de que multará con hasta 2 millones de pesos a quien venda tortillas a un precio mayor a 8.66 pesos por kilo. El problema de la Profeco es que en México no hay mecanismos oficiales de control de precios, así que a ver cómo le hace para hacer valer su amenaza.
El problema de los consumidores es que hay gente con autoridad que supone que los precios sólo suben para promover aumentos en la producción y que bajan cuando la oferta aumenta. No ven que la actual escalada de precios no se debe exclusivamente a la oferta y la demanda, sino también a otros factores entre los que destacan las malas decisiones de gobierno y las prácticas abusivas que cometen comerciantes e industriales siempre que faltan las autoridades para impedirlo.
Un primer motivo del aumento de precios son los nuevos impuestos y el alza de precios a las gasolinas y el diesel; por supuesto que esas alzas tenían que alterar otros precios al elevar los costos de transportes de todos los productos. Más impuestos y el aumento de los combustibles para elevar los ingresos fiscales, los decidió el gobierno para equilibrar sus cuentas en vez de reducir su enorme gasto corriente, el cual se ha duplicado durante la década que está por cumplir el PAN al frente del gobierno federal.
El aumento a los combustibles también tiene que ver con malas decisiones de gobierno, que calculó mal la elevación del precio de las gasolinas que Pemex tiene que importar (40 por ciento del consumo nacional) y que durante la mayor parte de 2009 estuvo vendiendo a menor precio del que pagaba por ellas.
Además de las tortillas, han aumentado la leche y todos sus derivados, el huevo que costaba 26.15 pesos la caja con 18 piezas, cuesta ahora 31 pesos. Los refrescos, cervezas, atún, azúcar, arroz, pasta y otros alimentos registran aumentos de 4 a 20 por ciento tan sólo de la última quincena de diciembre al inicio de enero.
Hacía años que no se desataba una escalada de precios como la que ya padecemos a partir de los aumentos de impuestos y a las gasolinas; así empezamos un segundo año de bajo crecimiento y falta de empleos, y con la invitación para trabajar en el sector informal a quienes no estén conformes con el aumento decretado a los salarios mínimos de 2 pesos con 66 centavos diarios.

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